sin pez, sin precipicio

eso que vuela termina,
eso que arde termina,
una herida en la cocina,
y los barcos avecinan,
una sirena dormida,
domina la vida,
dopamina para mi amiga,
ojeando la llamarada,
no contesta llamada,
es hundida y pisada,
siete cuerdas destrozadas,
un piano desafinado,
el destino en tu pasado,
jugando a ser niño mimado,
enciende la vela de tu mano,
la cera caida termina,
la sonrisa caida,
otro velo de muerte,
pelea con la suerte,
como atentado valiente,
en la esquina de enfrente,
como perros sangrando los dientes,
siempre de frente,
con el puño en la tierra,
matando la mierda,
cayendo, cayendo muerta,
siete siglos de espera,
el mismo puente,
las mismas alas,
vuela.